Impresiones de hojas primaverales- DIY

La otra tarde, en uno de nuestros paseos, los niños recogieron hojas de los árboles que estaban por el suelo. Me hizo mucha gracia porque un niño estaba haciendo lo mismo que ellos, pero arrancando las hojas de los arbustos que encontraba, de repente, mi hijo se acercó a él y le dijo «Noooooo, no arranques las hojas, sólo se pueden coger las que se han caído al suelo porque hacemos daño a los árboles».

Obviamente, el niño le miró como si le hablase en otro idioma y siguió arrancando hojas, pero el padre que le acompañaba, me miró, miró a los niños, y le dijo a su hijo que mejor si cogía las del suelo como «esos nenes» (mira que me gusta poco que les llamen «nenes»). No sólo estoy orgullosa de mis hijos y de la reacción que tuvo el mío, sino que creo que nadie le había explicado a ese pequeño porqué no se debía de arrancar hojas nunca y puede que en un futuro pruebe a coger las del suelo en lugar de arrancarlas.

Al llegar a casa, juntamos las hojas nuevas con las que ya teníamos recogidas de otros paseos, estuvieron mirando con la lupa para ver si eran iguales o diferentes, y luego me dijeron que si podían pintar con ellas. Este verano pintamos con hojas y elementos de la naturaleza y todavía se acordaban, os dejo el enlace a la entrada donde os lo contaba. Sinceramente, teniendo en cuenta que ya no tengo las mismas fuerzas que cuando comencé el tercer trimestre de embarazo, no me apetecía mucho hacer un despliegue en casa para que pintasen libremente como este verano, así que les propuse pintarlas de otra manera, imprimiéndolas en masa, además, lo que empezó siendo una improvisación, acabó siendo una actividad sensorial de lo más chula.

Hicimos una masa de sal como la que preparamos para esta exploración reggiana pero con sal muy fina y con color blanco, pero probaron a imprimir en ella una hoja y no nos convenció el resultado, no se veía bien a impresión, así que saqué un poco de pasta para modelar blanca que tenía por casa y probamos a imprimir ahí una hoja… eso ya era otra cosa «mira mamá ¡se ve!».

Cogieron un trozo de masa (se endurece al aire) y la amasaron hasta que se hizo blanda. Luego le pasaron un rodillo por encima para alisarla y hacerla más fina.

Una vez alisada la masa, le dieron forma redonda cortándola con un vaso de plástico.

Pusieron una de las hojas encima de la masa y luego le pasaron los deditos y el rodillo por encima para que se quedase la hoja impresa en la masa.

Y así quedó la impresión.

Estas fueron las impresiones que hicieron, cuando las acabaron, las dejamos secar durante 24 horas para que se endurecieran.

Y así quedaron las impresiones.

 

Cuando la masa secó, al día siguiente las pintaron. Probaron a pintarlas con acuarelas, pero no les gustaba mucho el color ni cómo quedaba «mami, no se ve casi» (y tenían razón).

Así que sacamos las témperas y les gustó mucho más el resultado.

El resultado final fue éste.

 

A los niños les encanta y lo tienen en su mesa de observación de primavera desde que las hicieron. Además, es un detalle muy bonito tanto para guardarlo como recuerdo como para regalar (han hecho algunas para los abuelos).

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