«Todo es posible cuando cambia la mirada» Pikler.
¡Y qué gran verdad! la mayoría de las veces, los que tenemos hijos o trabajamos con niños, vemos el mundo con nuestros ojos de adulto, pero ¿y si cambiamos nuestra manera de ver el mundo?¿y si lo vemos con ojos de niño? Desde la perspectiva y altura de los niños.
Cuando nacieron los mellis estuve formándome en varias pedagogías, una de ellas fue Pikler. Tuvimos claro desde el principio que no eran ellos los que se debían de adaptar a nuestra casa y nuestra vida, sino nosotros a la suya, y por eso nos pasamos horas y horas arrastrándonos por el suelo de nuestra casa, gateando, sentándonos en el suelo y mirando desde abajo… para poder ver las cosas desde su altura y ver qué necesidades podían tener para adaptar la casa lo máximo posible a sus necesidades.
Cuando nació el bebé, esto lo teníamos ya bastante claro, la casa seguía estando adaptada a ellos, pero ahora estaba adaptada a niños de 3 años, de modos que algunas cosas cambiaban de nuevo. Una de las cosas que teníamos clarísimo que debíamos hacer era dejar al bebé desde bien pequeño en el suelo, con suficiente seguridad como para tener la certeza de que no podía pasarle nada e iba a estar seguro ¿por qué dejar al bebé en el suelo? para esto debo contaros un poco de historia que probablemente ya conozcáis algunos de los que me leéis.
Emmi Pikler nació en 1902 en Viena aunque ella creció en Budapest. Se graduó como pediatra y, en su trabajo observó que los niños que tienen menos accidentes son los que están jugando libremente a saltar, correr, subiéndose a los árboles, etc., en otras palabras, los niños que aprenden a moverse por sí mismos tienen más seguridad en sí mismos, mejor equilibrio, mayor coordinación, mayor seguridad en sus movimientos y juegos y no tienen tantos accidentes.
En los años 30 comenzó a orientar a las familias que comparten su visión de los bebés sobre cómo deben ser los espacios para que los bebés puedan moverse libremente, la ropa, el aseo, etc.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la doctora Pikler se encarga de los bebés y niños huérfanos de Budapest por sus propios medios hasta que se convierte en directora de la Casa Cuna Lóczy.
La Casa Cuna Lóczy es un lugar donde los bebés y los niños son ignorados por sus cuidadores, no les hablan, ni les acarician… esto genera unas carencias afectivas en los niños que afectan a su desarrollo físico y personal. Por este motivo, Pikler creó un método para que los bebés y los niños pudiesen crecer en un entorno rico en estímulos y afecto. A continuación podéis ver un video sobre la Casa Cuna Lóczy.
https://www.youtube.com/watch?v=3eMnOsoK2Ws&feature=youtu.be
Emmi Pikler pensó que si los bebés y niños crecían en un ambiente respetuoso, dándoles caricias y amor, los bebés y los niños adquirirían la suficiente seguridad y confianza como para poder explorar libremente y de manera autónoma su entorno. Pikler estableció cuatro pilares básicos en su teoría:
- Valor de la actividad autónoma: el movimiento es algo innato en las personas, es espontáneo. Si dejamos a un bebé que pueda explorar libremente y por propia iniciativa, irá aumentando conforme se sienta seguro la complejidad de sus movimientos. El bebé es capaz de lograr esto por sí mismo, no necesita ayuda de nadie, es un ser capaz y autónomo.
- Valor de la relación afectiva privilegiada: el bebé va conformando su autoconcepto y seguridad en sí mismo a partir de la relación que establece con su cuidador (padre-madre-cuidador). Los momentos cotidianos del día a día (darle de comer, bañarlo, vestirle, cambiarle el pañal, etc) suponen un buen momento para poder establecer una relación de apego con el bebé basada en el respeto y el amor, estando siempre atentos a lo que el bebé nos quiere transmitir con sus gesto.
- Toma de conciencia de sí mismo y de su entorno: si dejamos que el bebé se mueva libremente y explore materiales que le transmitan sensaciones e información a través de los sentidos, los bebés desarrollarán su motricidad e irán tomando conciencia progresivamente de ellos mismos y el mundo que les rodea, estableciendo la base para la representación simbólica.
- Salud y bienestar: es imprescindible que el bebé esté sano y para esto es necesario que la relación con su figura de apego sea adecuada y que los espacios donde se encuentre el bebé estén adaptados y adecuados a sus necesidades.
A modo de resumen, no es bueno que los adultos ayudemos a los bebés y niños a moverse ya que si los ayudamos cuando no están preparados para realizar determinados movimientos por sí mismos es perjudicial para ellos. Por ejemplo, las personas adultas y mayores tienen la costumbre de coger a los niños de las manos para ayudarles a andar y que no se caigan, siendo que, si se lo permitimos, ellos mismos se incorporarán cuando estén preparados y comenzarán a dar pasos por sí mismos sin necesidad de ayuda.
Si colocamos al niño en una posición que no ha experimentado él previamente, lo estamos obligando a no moverse ya que él no puede dejar de estar en esa posición por sí mismo, necesita la ayuda de un adulto para cambiar de postura, de modo que deja de ser autónomo apra depender del adulto, además de estar forzando su musculatura.
¿Qué podemos hacer para facilitar el movimiento de nuestros pequeños?
- La ropa de los bebés y niños debe ser cómoda para que no impida su movimiento.
- No se debe de forzar al bebé a adoptar posturas o posiciones que no ha experimentado previamente por sí mismo, es decir, no puedo sentar a un bebé que no se ha sentado previamente por sí solo.
- Los materiales que rodean al niño deben ser naturales, es decir, evitemos todo lo posible el plástico.
- El espacio donde vaya a estar el bebé no debe de suponer un impedimento para su movimiento. Si hay algo que puede ser peligroso para él, hay que retirarlo ya que lo importante es que él pueda explorar su entorno con libertad, seguridad y autonomía.
- Nuestra función es observar al bebé para descubrir sus necesidades y así poder cubrirlas. Debemos acompañar al bebé sin intervenir en su juego o exploración, de manera que él se sienta seguro por nuestra presencia.
- Debemos respetar los ritmos del bebé SIEMPRE, no esperar que él se adapte a nuestro ritmo, sino nosotros adaptarnos a él.
- Y, lo más importante, el bebé es un ser capaz, inteligente e independiente que es capaz de conquistar su autonomía y desarrollo por sí mismo si respetamos sus ritmos.
¿Y cómo es el desarrollo motor de los niños? Emmi Pikler definió varias etapas en el desarrollo motor de los niños.
- Al principio, el niño permanece boca arriba hasta que va adquiriendo fuerza para realizar sus movimientos.
- Más tarde, eleva un hombro, levanta la pelvis, gira su tronco y se pone de lado.
- Después, comienza a girar sobre sí mismo para ponerse boca abajo y comenzar a levantar la cabeza poco a poco conforme va fortaleciendo la musculatura del cuello.
- Estira los brazos para sostenerse. Comienza a rodar y reptar para, más tarde, gatear.
- Comienza a intentar sentarse al apoyar una mano en el suelo hasta que logra permanecer sentado.
- Se arrodilla.
- Se pone de pie apoyándose en algun mueble u objeto.
- Es capaz de estar de pie sin apoyo.
- Comienza a caminar.
A grandes rasgos, esta es una breve introducción a la Pedagogía Pikler y al movimiento libre en bebés y niños, voy a ir publicando diferentes artículos sobre otros aspectos de la pedagogía Pikler y el movimiento libre.
Si queréis profundizar más en los estudios de Emmi Pikler os recomiendo el libro «Moverse en libertad» de Emmi Pikler.
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