Ya casi se han acabado las vacaciones y la vuelta al cole está aquí. Estas navidades para mí han sido especiales porque nuestro gran niño, mi marido y yo hemos estado trabajando y jugando mucho juntos. Lo he visto crecer tanto mentalmente en tan poquitos días… Es cierto que este año se está notando el trabajo diario y vamos viendo frutos pero estas vacaciones, al disponer de más tiempo… lo hemos exprimido al máximo… ¡y qué maravilla!
Hemos hecho muchos ejercicios para desarrollar los diferentes sentidos, actividades de introducción a diferentes conceptos matemáticos, fregado platos, pasado el mocho, aprendido a poner lavadoras (esto concretamente le encanta), trabajado lectoescritura, metafonología… es decir, una mini- escuelita en casa que ha sido una pasada… espero ir escribiendo post y que vayáis viendo lo que hemos hecho. Tal vez la mayoría conocéis todos este tipo de ejercicios, actividades, juegos… pero para mí cada día son nuevos, no porque los haga por primera vez, sino porque los trabajo con nuestro gran niño.
Ya os conté (creo), que realmente lleva poco con nosotros y que llegó con un retraso motor importante, además de su discapacidad intelectual y ya pasada su infancia, en medio de la niñez. Por eso, ver que todas estas actividades le ayudan tanto, como madre me da energía para continuar y animar a los que estéis detrás de la pantalla leyendo esto. Lo más importante es que sea feliz y se sienta amado (¡cómo cualquier otro niño y cómo cualquier ser humano!) pero también, tiene derecho a ser independiente, a descubrir que es capaz de muchas cosas con sus propias capacidades y discapacidades y un sinfín de cosas más… y de esto tendrían que ser cómplices los centros educativos, los maestros, incluso las facultades que ayudan a formarse a aquellos que quieren ser maestros… pero hay veces que por el tipo de trabajo que se realiza en el cole, o por lo que se quiere exigir, o por los cambios de maestros y de metodologías sin llegar a tener una continuidad, o porque lo que se enseña en la facultad poco tiene que ver con la realidad…, no pueden ser cómplices de todo esto y entonces… nos desanimamos… pero si ahí detrás hay padres desanimados… ÁNIMO… porque se puede potenciar las capacidades de nuestros hijos. Por supuesto, siendo realistas y sabiendo siempre que lo importante es el niño. QUE SEA FELIZ. Porque si ante todo, no nos esforzamos en que sea un niño feliz… ¿de qué sirve que nos esforcemos en todo lo demás?
Después de toda esta parrafada os voy a poner ejemplos de actividades de metafonología que hemos estado trabajando estos días. Con damas y letras de madera, pero también con juegos de toda la vida como veo- veo o jugar a adivinar la letra que escribimos en la espalda del otro (me encantaba jugar con mis hermanas a este juego cuando era pequeña).
El juego de veo- veo ha sido estupendo, me he reído mucho. Primero empezando por… y luego que tuviese… A nuestro gran niño le costaba jugar porque se desesperaba pronto o se rendía rápido si no encontraba la palabra. Pero todo esto le ha ayudado a intentar ser un pelín paciente, a esperar el turno de juego, a pensar y buscar palabras que empiecen por cierta letra o la contenga (según la partida).
Un par de días quiso jugar con los botes de plastilina y escribí diferentes sílabas en folios para reciclar y sobre la grafía escrita iba colocándola. Luego en otros folios (también con la parte de atrás en blanco), con churritos o espaguetis de plastilina, le intentábamos dar forma para que se pareciese a las letras que íbamos diciendo.
Otros días pusimos en un saquito consonantes y en otro vocales. Decíamos el fonema que teníamos que buscar, no decíamos tienes que buscar la eme sino tienes que buscar /m/. Primero uno buscaba y luego el otro. Puse tres letras de cada fonema a trabajar.
Escribir letras en la espalda. Primero con el dedo, yo dibujaba y nuestro gran niño adivinaba. Luego él se lo escribía en la espalda a mi marido. Como si fuese un trenecito de escribir letras en la espalda. Después utilizamos lápices (escribiendo con la parte que no tiene la mina, con la cabeza rojita), aquí además disfrutaron de un pequeño masaje. Por último utilizamos para escribir en la espalda bolas del árbol de Navidad… esto fue porque lo teníamos delante y se nos ocurrió que podría estar chulo pero la próxima vez que juguemos, con pelotitas… que supongo que el árbol ya no estará montado.
Poníamos en fila las vocales o las consonantes trabajadas, y con los ojos cerrados teníamos que buscar la letra. El mismo ejercicio que el anterior pero en vez de meter las letras en el saco las poníamos en fila y con los ojos cerrados (se las cambiaba de lugar para que tuviese que palpar) tenía que buscar la grafía que correspondía con el fonema indicado.
Otros días lo que hicimos fue escribir oraciones o palabras con el alfabeto móvil y con la ayuda de las damas. Creo que de esto también os hablé. Cuando trabajo lectoescritura con él me apoyo mucho en las damas. Le ayuda a diferenciar las sílabas que hay dentro de cada palabra y además puede ver cuantas palabras forman la frase. Primero le ponía las damas y trabajábamos las oraciones o las palabras de forma oral. Luego, colocaba las letras de madera necesarias para «escribir» y le dejaba hacer.
Aquí hay un ejemplo de oración:
Aquí un ejemplo de palabra:
Otro día también jugamos a buscar palabras que empezasen por las sílabas que formábamos al sacar letras al azar, de los sacos de vocales y consonantes. Él sacaba una consonante, yo una vocal y a partir de la sílaba que formábamos buscábamos algunas palabras.
Por último, imprimí folios con dibujos, seleccionando los fonemas que quería trabajar. En cada imagen trabajábamos las sílabas que contenía la palabra representada con círculos que coloreábamos debajo. Además, el círculo que correspondía a la sílaba que contenía el fonema a trabajar, lo pintábamos de otro color. Después de haber trabajado las sílabas de la palabra, le decía que tenía que decirme qué círculo correspondía a la sílaba «x». Este juego le gustó mucho.
Un abrazo grande, ¡hasta pronto!
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