Hoy no os voy a hablar de la fantasía relacionada con la Pedagogía Montessori, no pretendo crear un debate ni molestar a nadie, cada uno es libre de educar y criar como quiera a sus hijos. Os voy a hablar de porqué los cuentos de hadas son importantes en la Pedagogía Waldorf y de cómo planteamos la fantasía vs realidad a la hora de criar a nuestros hijos.
Me encanta la Pedagogía Montessori, eso no es nada nuevo, pero no estoy de acuerdo con algunos aspectos, uno de ellos, cómo trata el tema de la fantasía. A determinadas edades, los niños no distinguen entre realidad y ficción y estamos totalmente de acuerdo con ese principio, por eso hemos evitado los cuentos de hadas, dibujos animados y algunas cosas más hasta ahora, pero este verano en casa de mis padres mis hijos han visto la televisión (dibujos que jamás hubiera elegido), les han contado cuentos no de fantasía, sino subrealistas para unos niños de tres años (historias para no dormir más bien) y, lo peor de todo, es que no puedo quejarme porque se los han quedado algún rato para que yo pudiera llevar al pequeño a las revisiones médicas a Valencia.
Ya que han descubierto que otros cuentos (a parte de los que tenemos en casa) existen y que existen dibujos animados, hemos tenido que sentarnos con ellos a explicarles que lo que ven en los dibujos, no es real, son sólo dibujos como los de los cuentos, que las historias que les han contado no nos gustan porque no reflejan la vida real, sino un mundo de fantasía en el que no vivimos.
Os vengo a contar esto para reforzar la idea de que los niños, no distinguen la realidad de la ficción cuando se les expone a ciertos estímulos como los dibujos animados, algunas historias… sin embargo, a pesar de estar de acuerdo con la idea de que es mejor ofrecer historias y libros realistas a los niños pequeños, también creemos que la imaginación es importante, que la fantasía, los cuentos de hadas, juegan un papel muy importante para el desarrollo moral del niño y en este punto es donde coincidimos con la teoría de Rudolf Steiner e intentamos conjugar realidad y fantasía en la crianza de nuestros hijos ofreciéndoles historias con valores para que puedan dejar volar su imaginación y desarrollarse plenamente sin perder de vista la realidad.
«El alma humana tiene una necesidad inextinguible de que la sustancia de los cuentos fluya a través de sus venas, al igual que el cuerpo necesita tener sustancias nutritivas que circulan a través de él.» -Rudolf Steiner
En la Pedagogía Waldorf, los cuentos de hadas son muy importantes sobretodo para la enseñanza de los niños en el primer septenio (hasta los 7 años). Ayudan a que los niños expresen sus emociones, a que aprendan a exteriorizar su interior.
En los cuentos de hadas, como los de los Hermanos Grimm, los personajes principales se enfrentan a retos, a sus miedos, porque la recompensa supera con creces dichos miedos, aceptan que dichos miedos y retos forman parte de la vida, del camino, y enseñan a los niños a enfrentarse a las adversidades fortaleciendo así su moral.
Los niños confían ciegamente en que el bien triunfará sobre el mal, consideran estos personajes como arquetipos de la vida y los preparan para la vida real pero cobijándolos al mismo tiempo, ya que el escenario donde suceden los cuentos de hadas, es pura fantasía, está en su imaginación.
“Si quieres que tus hijos sean inteligentes, léeles cuentos de hadas. Si quieres que sean más inteligentes, léeles más cuentos de hadas” – Albert Einstein
Normalmente, contamos el mismo cuento tres días seguidos a los niños, ya que parte de su aprendizaje se basa en la repetición, así, el niño desarrolla la capacidad de crear imágenes internas, la memoria verbal y el diálogo interno. La preferencia de los niños por variar de cuento coincide con el momento en el que el niño está preparado para leer y escribir, con la caída de los dientes de leche. Es preferible contarlo a que lo visualicen con imágenes ya que las imágenes tienen mucha importancia en estas edades y puede condicionar su percepción de la realidad (no es lo mismo ver la imagen de un lobo sanguinario, agresivo y feroz que imaginarlo ya que, al no estar condicionados por dicho dibujo/imagen, el lobo pueden imaginarlo como si estuviese en una actitud relajada y menos agresiva).
Además, los cuentos de hadas se secuencian según la edad de los niños, por ejemplo, para los niños más pequeños se aconsejan cuentos simples como Ricitos de Oro, El muñeco de jengibre… no es necesario que aparezcan hadas y duendes, sino que más bien, es preferible que estén relacionados con la naturaleza. Para los niños de 4 años se aconsejan cuentos como La gallinita roja y Los tres cerditos, los niños de 5 años son capaces de asimilar historias un poco más complejas como Caperucita Roja y La gallinita de los huevos de oro, etc.
Nosotros hemos comenzado contándoles algunos cuentos como el de La Gallinita roja que les gusta mucho y Adiós pequeño amigo, os recomiendo también los Cuentos para chiquitines, Cuentos para ver, oir y sentir de Tamara Chubarovsky y la Colección de 3 DVD para una infancia sana de la misma autora.
No hemos dejado de ofrecerles y leerles cuentos y libros realistas, pero tampoco hemos perdido de vista algunos clásicos de la literatura infantil no adaptados que nosotros hemos leído previamente y hemos considerado adecuados para ellos.
¿Qué opináis de los cuentos de hadas? ¿qué tipo de cuentos/libros contáis a vuestros peques?
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4 comentarios en
Antonia Barros 22 septiembre, 2016 4:21 pm
Este es un tema apasionante para mí. Por una parte comprendo las reticencias de los que ven en los cuentos tradicionales sesgos discrimitarios, crueldad, violencia… Sin embargo, para mí los cuentos de hadas contienen un indudable alimento anímico para los niños pequeños. Así lo he vivido yo misma como niña y así lo he percibido en mis hijos y sobrinos.
He encontrado una explicación satisfactoria en la interpretación de Rudolf Steiner y otros autores, que consideran que los cuentos de hadas expresan realidades arquetípicas del ser humano. Desde esta perspectiva, no se tiene que interpretar de forma literal el contenido de un cuento. El príncipe y la princesa, por ejemplo, no corresponden a seres individuales, sino que son imágenes metafóricas de aspectos trascendentes del alma humana, presentes tanto en un hombre como en una mujer.
De la misma forma, los contenidos (que, es cierto, pueden ser violentos si se toman en sentido literal)son imágenes que representan procesos anímicos o evolutivos del ser humano. El niño pequeño, por supuesto, no comprende estos significados, que nunca deben ser explicados por el adulto. Pero, de alguna manera, capta en el cuento aquello que es verdadero y que le atañe.
Para mí esta interpretación explica la fascinación por los cuentos que he percibido, tantas veces, en los niños que escuchan estas narraciones.
Patri 10 octubre, 2016 11:58 am
Estoy de acuerdo contigo, sobretodo en la parte de no explicar los adultos el contenido a los niños ya que ahí es cuando les estamos dando nuestra visión subjetiva de adulto y mermando la capacidad que tienen de absorber la verdadera esencia del mensaje del cuento y sus personajes. Hay muchas y muy diversas posturas en cuanto a los cuentos y los tipos de cuentos, todas muy respetables, pero lo cierto es que los cuentos tienen una magia tan especial para los niños…
Anna 23 septiembre, 2016 8:59 pm
La fantasía es patrimonio de los niños. Dejemos que disfruten de ella. Es una gran riqueza que los adultos ya no poseemos.
Patri 10 octubre, 2016 11:55 am
Además de verdad Anna, es tan difícil que un adulto piense se ponga en el lugar de un niño, si tuviésemos mirada de niño, nuestro mundo sería diferente.
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