Hoy, último día de la semana mundial de la lactancia materna #smlm, me animo a compartir con vosotros mis experiencias como mami, con la lactancia materna y con la leche de fórmula.
Antes de que naciesen los mellis, durante el embarazo, me planteé muchas veces (casi a diario) qué hacer respecto a la lactancia. Debo decir que a mí me criaron con leche de fórmula porque según mi madre no tenía mucha leche y perdía mucho peso.
Por una parte, no quería bajo ningún concepto añadir más factores que pudiesen hacerme sufrir (grietas, tener que estar a medio camino entre biberones y lactancia materna, dolores, posiciones extrañas por la posible cesárea mientras diera el pecho, preocupaciones de si lo estaría haciendo bien o mal o si ellos estarían bien alimentados…) porque bastante mal lo estaba pasando ya y, por otro lado, quería poder ofrecerles la posibilidad de alimentarse con leche materna porque eran mis hijos y sabía que era lo mejor porque me había estado documentando sobre los beneficios de la leche materna, además, si nacían prematuros como todo el mundo me advertía y anunciaba, esa era la mejor opción para ellos…
Al final, llegó el día de la cesárea programada (eran mellizos, el primero venía de nalgas y no me dejaban pasar de la semana 38 por si me ponía de parto), así que, antes de entrar a quirófano me preguntaron de muy malas maneras que si iba a darles pecho (en uno de los hospitales más respetuosos y que abogan por la lactancia materna de toda la Comunidad Valenciana) y les contesté que no lo sabía todavía, que me gustaría decidirlo más tarde, cuando naciesen, pero esa opción no existía, tenía que decidirlo ya, así que en vistas a que iban a operarme (porque sí, la cesárea, es una operación, banalizada por algunos porque se hace demasiadas veces a diario en todas partes y se ha convertido en una práctica rutinaria, pero no deja de ser una operación con sus riesgos y consecuencias), que iba a estar sin poder moverme durante varios días y la presión que llevaba encima y el enfado porque todo estaba saliendo al revés desde el comienzo del embarazo, decidí pedir que les diesen biberón.
Sí, fue una decisión egoísta, sí, debí de elegir la lactancia materna y más con todo lo que sabía al respecto y sí, desde luego no era la opción más adecuada y sana para mis hijos, pero en ese momento cuando estaban a punto de nacer y yo ya no tenía más fuerzas para pelear contra el mundo, decidí darles biberón.
Me he alegrado y arrepentido de esta decisión muchas veces a lo largo de estos tres años, pero lo cierto es que creo que en ese momento fue mi mejor elección porque la recuperación de la cesárea fue dolorosa y no me imagino cómo hubiese sido si hubiese tenido que darles teta a dos bebés haciendo posturitas para que no se me soltasen los puntos, y eso que nacieron a término y no necesitaron incubadora porque su pero era bueno.
También creo que si hubiese estado igual de empoderada y fuerte entonces que ahora, aunque todo el embarazo hubiese sido igual y me hubiesen hecho una cesárea, hubiese optado por la lactancia materna con los mellis.
Con M ha sido diferente, desde el principio. El embarazo ha sido un paseo en barca en comparación con el de los mellis y el parto también, pero desde el momento en el que supe que estaba embarazada, supe que quería darle teta (expresión que, hasta hace un mes no entraba en mi vocabulario por el tipo de educación que he recibido, porque la palabra “teta” era malsonante y poco adecuada), supe que quería darle lo mejor, que quería curar con él esa heridita que tenía de no haberle dado lactancia materna a los mellis y que quería establecer con él ese vínculo tan especial del que todas las mamis dicen que tienen con sus bebés y que yo nunca tuve nada más nacer con los mellis (después sí, pero no es lo mismo).
Creo que la lactancia materna es un regalo para toda la vida, tanto para el bebé como para la madre y, en nuestro caso así ha sido, y no tiene nada que ver este comentario con Carlos Gonzalez y su libro (sé que este comentario hará que mucha gente de la que me lee deje de hacerlo porque les encanta Carlos González, pero debo confesar que no me he leído sus los libros respecto a la lactancia porque es un hombre que consigue despertar en mí emociones de amor-odio cada vez que leo comentarios/textos suyos, eso no significa que no esté de acuerdo con él en muchas cosas y comparta muchas de las ideas que defiende, significa que su manera de expresarse no conecta conmigo, pero creo que ha ayudado a muchas mujeres a apostar por la lactancia materna y, simplemente por eso, merece la pena escucharle o leerle).
Creo que la relación mágica que la lactancia y el amor han establecido entre M y yo es maravillosa, pero también es verdad que en nuestro caso, ha sido todo positivo y maravilloso porque desde el principio la lactancia se estableció correctamente y no hubo dificultades.
Conozco mamis que han tenido experiencias muy negativas con la lactancia materna y han decidido dejarla muy a su pesar, mamis a las cuales respeto mucho de la misma manera que respeto a las que deciden dar leche de fórmula por el motivo que sea, porque sea cual sea la opción elegida, nadie tiene derecho a juzgarte ni a hacerte sentir mal y, desgraciadamente, es así como muchas mamis se sienten (como yo misma me sentí con los mellis por los comentarios y miradas de la gente “¿es que no sabes que la leche materna es mejor?”, “¡con lo buena que es la teta!”, “claro, es que con dos, no tendrías leche suficiente”, y un sinfín de comentarios que hacían que me sintiese mal cada vez que salía el tema, todo, menos pensar que yo había decidido darles biberón).
También debo decir que, hay asociaciones que son toda una red de apoyo a las mamis que deciden dar pecho, que te ayudan en las dificultades y problemas que te puedes encontrar en la lactancia y que te ayudan a intentar que sea una lactancia buena y exitosa y, si no puede serlo, también te ayudan a asimilarlo (porque sí, cuando deseas algo mucho y por el motivo que sea no puede ser, necesitas asimilarlo) asociaciones como la liga de la leche, amamanta…seguro que donde vivís hay asociaciones de mamis y asesoras de lactancia que pueden echaros una mano si lo necesitáis y queréis.
En fín, como véis, de supermami y perfecta no tengo nada, hay tanto camino por recorrer y tantas cosas que cambiar todavía en mí… pero lo bueno es que van cambiando de manera natural, me voy adaptando a la vida y mis hijos son los mejores precursores de estos cambios, los tres, por eso les estaré eternamente agradecida, por elegirme como mami y darme estas vivencias tan enriquecedoras.
Por cierto, hay un libro muy precioso que se hizo hace unos 4 ó 5 años que se llama «Lactancia», de la editorial Litera, y el fotógrafo es José Bravo, resume en fotografías de mamis reales muy bien qué significa la lactancia. Hace unos años no me gustó nada, y eso que salía una amiga y su bebé por aquel entonces en las fotos, pero ahora lo veo de otro modo, si tenéis oportunidad os lo recomiendo.
2 comentarios en
Gemma 7 agosto, 2016 1:29 pm
Animo con la lactancia, yo llevo dos años dandole al mayor y hace una semana tuve el pequeño y me hayo aqui,dandoles lo mejor de mi a ellos (ambos)estableciendo un vinculo de 3 enorme.un vinculo entre ellos y de ellos conmigo. Pese a gente que m diga si es mayor para la teta y demas comentarios que muy amablemente contesto:no se puede hablar desde la ignorancia y la falta de respeto.nadie decidi si es mayor o no para mamar,quien decide si quiere seguir haciendolo o no es el o yo.
Lo.tuve claro desde el embarazo del primero y que lucharia con unas y dientes.cuesta noches de sueño, cansancio dependencia…pero da VIDA sin mas.
Nota:en dos años no ha estado malo y va a guarderia desde el año,por algo ha de ser….
Un saludo y enhorabuena por el nene.
Patri 8 agosto, 2016 1:59 pm
Ese vínculo que has establecido, es especial Gemma, por experiencia propia sé que con el biberón no se establece de la misma manera, sin embargo, con la lactancia materna es diferente, simplemente… fluye.
La gente se mete en lo que no le llama, pero no sólo en esto, sino en todos los temas, yo estoy de los opinólogos… en fin… ¿qué te voy a contar?
Claro que cuesta un sacrificio la lactancia materna, implica muchas cosas que a veces pasan desapercibidas para los demás, pero merece la pena.
Muchas gracias por compartir tu experiencia conmigo, siempre viene bien saber que al otro lado de la pantalla hay personas que comparten tus inquietudes, situaciones y vivencias 🙂
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