El nacimiento de un bebé es un momento delicado para los que van a ser sus hermanos. Hace unos meses, cuando nació mi hijo pequeño, los mayores comenzaron a experimentar cambios, sobretodo porque mamá ya no estaba exclusivamente con ellos y tenían que repartir el tiempo que pasaban conmigo con otra personita más que necesitaba también de toda mi atención. Uno de los cambios que experimentó mi hijo fue que comenzó a llorar, por todo, como Simón, el protagonista del cuento.
Lágrimas bajo la cama- Ana Meilán
Nos llegó a los oidos que Ana Meilán había autoeditado Lágrimas bajo la cama, al leer el argumento lo relacionamos automáticamente con cómo se estaba comportando mi hijo y con frases que nos decían a nosotros cuando éramos pequeños «no hay que llorar por eso», «eso no tiene importancia», «no llores, que eso no es nada», «eres un/una llorica», «ya se te pasará»… y decidimos comprarlo.
Cuando llegó a casa, conocimos a Simón, un niño que lloraba por todo, cuando le dolía algo, cuando tenía hambre, cuando tenía sueño… pero sus padres y su abuela le decían «Simón,eres un llorón».
Se lo dijeron tantas veces que decidió no llorar más y guardar las lágrimas de todas las personas porque creyó que «así era mejor», cuando a alguien se le caía una lágrima, iba con su pañuelo,la recogía y luego la guardaba en botes que tenía debajo de la cama.
Guardando lágrimas
Un día, se fijó en que las personas se comportaban de manera extraña, no reaccionaban cuando un bebé tenía hambre o sueño, cuando un adulto estaba triste… hasta que entendió que las personas necesitan estar tristes a veces, llorar y expresar sus sentimientos sean cuales sean porque también se puede llorar de alegría.
Llorar de alegría
Es un cuento sobre las emociones, sobre la importancia de ser consciente de ellas, expresarlas y exteriorizarlas. Nos gustó mucho porque mi hijo pudo entender que es bueno llorar y dejar fluir todo, entendió lo que le ocurría y pudimos hablar de ello, pudimos acompañarlo en ese proceso que a veces se hace tan duro de llevar que es «tener un hermanito», y eso que lo adora desde que nació, lo cuida mucho, está pendiente de él todo el rato, le deja sus juguetes (a nadie más que a él), le dice cuanto le quiere y le da miles de abrazos y besos… pero cuando lloraba no significa que le quisiese menos, sino que necesitaba expresar que estaba triste porque yo ya no podía dedicarle tanto tiempo sólo para él.
Creo que es importante que los niños sean conscientes que LLORAR NO ES MALO, NI ES COSA DE CHICAS, NI ES DE DÉBILES Y NO DE MACHOTES, sino que cuando es necesario, ayuda, y creo que Simón deja muy claro esto en el cuento, así como que poner etiquetas a las personas y, en especial a los niños, puede hacer mucho daño innecesario. Es un cuento para niños y una guía para padres que brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestras palabras y la importancia que tienen.
Por otra parte, las ilustraciones de Marta Mayo me han gustado mucho ya que las expresiones faciales de los personajes hablan por sí solas, los niños reconocían a la perfección qué estaba sintiendo en ese momento Simón, sus padres, sus amigos… y todas ellas con un fondo blanco que aporta claridad y mucha información al mismo tiempo que deja que llegue el mensaje del texto.
Si buscáis un libro sobre emociones respetuoso, sobretodo relacionado con la tristeza u os encontráis en una situación similar a la que vivimos nosotros os recomiendo éste sin duda. ¿Alguna vez os habéis sentido juzgados por llorar o expresar vuestros sentimientos? ¿vuestros peques han vivido alguna situación como la de Simón? Os leo en los comentarios.
! Deja tu comentario