La familia de la vajilla impar. Catalina González e Isabel Hojas.

Esta vez no voy a hacer una actividad con este cuento porque me parece que este cuento ya es una actividad en sí misma ya que nos ha permitido hablar mucho en familia y nos ha regalado muchos momentos felices donde hemos podido recordar y disfrutar de conversaciones de lo más variopintas con nuestros hijos, este cuento es «La familia de la vajilla impar», de la Editorial Edelvives, escrito por Catalina González e ilustrado por Isabel Hojas.

Cuando nos llegó este libro a casa nos llamó la atención por su nombre y por sus ilustraciones, hechas con témperas y tinta y con personajes menos esbeltos que rollizos, si tuviera que destacar algo de las ilustraciones, me quedaría con el colorido que tienen.

El cuento comienza con el cumpleaños del padre de la familia donde se puede ver a los niños pequeños. Narra las diversas situaciones e historias que suceden en una familia con el devenir de los años, con todos los cambios que eso supone, tanto en el entorno y en la vajilla familiar como en los personajes que la componen.

La historia que va narrando el cuento de manera muy respetuosa va contando diversas situaciones que van sucediendo en esa familia, el primer beso, un picnic en familia, peleas entre hermanos, cuando la abuelita enferma, cuando celebran fiestas con los amigos… hasta que finaliza con el cumpleaños del padre muchos años después, pero siempre a través de la vajilla y sus piezas.

 

Catalina González establece una relación directa entre los personajes que forman la familia y las piezas de la vajilla familiar, a lo largo del cuento, las piezas de la vajilla se van rompiendo, perdiendo, cambiando la finalidad para la que están creadas… igual que la vida misma que está en constante cambio, cambian las amistades, perdemos a seres queridos, establecemos vínculos de apego con nuevas personas, establecemos prioridades…  es un libro que habla sobre la familia, sobre la vida, sobre el día a día y los cambios que se producen en nuestra vida.

Otro aspecto que nos ha gustado mucho de este cuento es que el tipo de modelo familiar que plantea no es el tradicional, porque a veces, por mucho o poco que nos guste, no todas las familias quieren o pueden ser una familia tradicional y hay que respetar a todos. Nosotros somos una familia tradicional desde nuestro punto de vista, un padre, una madre y varios hijos, mi marido no creció en ese tipo de familia, su familia estaba compuesta por sus abuelos, su madre y él, mis hijos tienen amigos que tienen dos mamás, dos papás. o sólo una mamá, o un papá y una mamá que no son sus papás biológicos, o un matrimonio sin hijos…

La familia de este cuento es una familia impar, formada por el padre, los niños, la abuela, un gato y un perro, no hay mamá (pero hubo una mamá según deja entender) y el número de miembros es impar, como las piezas de su vajilla; nos ha permitido poder hablar con nuestros hijos de todos esos tipos de familia que hay, que conocemos y son cercanas a la nuestra, nos ha permitido apreciar y explicar la diferencia entre todas ellas, y nos ha permitido valorar la nuestra.

 

Mi familia, en la que crecí, es un poco peculiar, mi padre tenía 5 hermanos y mi madre tiene una hermana, sin embargo, yo soy hija única. Recuerdo fiestas en casa, comidas y cenas multitudinarias, más con amigos que con familia, donde la vajilla era perfecta, no faltaba ni una pieza, todo estaba perfectamente ordenado, en su lugar, todos sabíamos la función que tenía cada pieza y no podía ser de otro modo, era una vajilla que no se podía utilizar más que en festividades y celebraciones especiales, vamos, muy pocas veces al año. De la misma manera, el salón donde las celebrábamos que no estaba habitado, estaba perfectamente limpio y decorado, pero cerrado todo el año, sólo se abría para estas celebraciones, pero con el tiempo, han habido cambios, los amigos y la familia ha cambiado o se han perdido, se han ido y han llegado otros… la vida está en constante cambio.

Como véis, la familia donde crecí, con toda la apariencia de perfección que destilaba e intenta seguir destilando, no era para nada perfecta, por lo menos desde mi punto de vista, por eso cuando nos casamos y me propusieron regalarnos una vajilla buena y preciosa mi respuesta y la de mi marido fue la misma y con la misma rotundidad, «no, gracias». En mi familia, la que hemos creado mi marido y yo, no es perfecta, pero somos felices (o por lo menos lo intentamos), tenemos mil piezas diferentes de tazas, cuencos, platos, jarras, cubiertos y vasos, de manteles ya ni hablamos porque tenemos uno de tela y otro de plástico y no necesitamos más ¡ah! y la vida y las celebraciones se hacen en el comedor, la habitación que más vida tiene de toda la casa todos los dias del año, así que podríamos decir que nuestra vajilla también es impar.

Pero no solamente de historias familiares habla este libro al pasar sus páginas, sino que también hay establecido un juego implícito en todas las hojas y que a mis hijos les ha gustado mucho, ir buscando y contando las piezas de la vajilla que se nombran en cada ilustración.

Creo que es un libro muy completo, ya que está enfocado a todas las edades. Me siento agradecida por tener este libro, porque nos ha dado pie a tener largas conversaciones con nuestros hijos, sobre recuerdos familiares, nuestras familias y muchas otras cosas de una manera sencilla y cercana a ellos, leyendo un cuento.

¿Conocéis algún otro cuento para poder hablar sobre los distintos tipos de familia de manera respetuosa?

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